La historia de los refranes: «Al que le quepa el sayo que se lo ponga»
El sayo era un vestido sin botones que cubría desde el cuello hasta las rodillas. Por su propio diseño, se adaptaba fácilmente a diferentes cuerpos. De allí la intención y la amplitud de la frase: un mismo sayo les puede caber a múltiples destinatarios. Hm algo habrán hecho… en algo andarían..
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