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Ola de denuncias de abuso sexual en el mundo espiritual

Ola de denuncias de abuso sexual en el mundo espiritual

“El mundo del yoga parecía ser un lugar seguro y sagrado en el mundo, pero de repente se desmoronó y nos dimos cuenta que no es tan así”.

Estas palabras pertenecen a Ludmila Kondratzky, quien se desempeñó como instructora durante 10 años en una reconocida institución de yoga, en diálogo con Tiempo Judicial. Decidió renunciar a esta institución a raíz de toparse con esa premisa: el abuso de poder y el abuso sexual es más frecuente de lo que se suponía en este campo.

En Argentina, se lleva a cabo el primer juicio por abuso sexual por parte de un instructor de yoga. A partir de allí, una ola de denuncias a través de las redes sociales dio forma a una suerte de “Me Too” del yoga, donde especialmente mujeres de Latinoamérica cuentan sus historias de acoso, abuso sexual y violaciones, además de abuso de poder, manipulación y sometimiento.

Con los hashtags #NoEsYogaEsAbuso, #YoDefiendoLaVerdad y #IStandForTruth estas mujeres se dieron cuenta que sus experiencias no eran hechos aislados.

El juicio argentino

La oleada de denuncias no es nueva, de hecho, el juicio argentino inicia tras denuncias hechas en 2013 por abuso sexual contra Bikram Choudhury, un instructor de yoga de nacionalidad india y estadounidense que se presenta como el creador del Bikram Yoga, también llamado «yoga hot».

Hoy Choudhury está prófugo, tal como lo muestra el documental que llegó a la plataforma de Netflix en 2019, «Bikram: yogui, gurú, depredador”.

En tanto, en Argentina el juicio contra el instructor de yoga y presidente de la escuela Yoga Kai, José Maureira Torres, a quien Carolina Villa y Macarena Pineta habían denunciado en 2017 y 2018 por abuso sexual y posteriores amenazas, iba a comenzar en marzo, pero se postergó sin fecha concretada.

Por qué no denuncian penalmente

Las desigualdades de poder entre hombres y mujeres hacen que las víctimas no acudan a la Justicia para denunciar casos de abuso sexual.

En el ámbito del yoga y espiritualidad, contó la entrevistada, existe una estructura jerárquica y roles delimitados en la mayoría de las escuelas de yoga: tienen maestros o gurúes, que tienen una conexión con la divinidad y son mayormente hombres, y practicantes, quienes deben «acatar todo lo que el maestro dice» incluso en aspectos de su vida personal, y son mayormente mujeres. Finalmente, también hay coordinadores de continentes, de país y de región.

Kondratzky menciona que el maestro es una “figura de semidios, omnipotente, que requiere de la entrega total” por parte del practicante, con lo que se genera una “estructura piramidal”. De hecho, especificó que esta jerarquía viene de prácticas que nacen en la India, que tienen “una cultura muy machista”, donde ella misma se ha radicado a fin de seguir instruyéndose en este estilo de vida.

Incluso, Kondratzky señaló que este campo espiritual tiene un “perfil sectario”, con una ideología propia, una disciplina y grupos de pertenencia con un código compartido e institucionalizado.

La instructora describe este mapa de roles no sólo desde la observación, sino por propia experiencia: “Yo estuve bajo sometimiento de un abuso de poder que tenía en las relaciones de trabajo dentro de la institución, y no me daba cuenta porque todo era así, no se cuestionaba hasta entonces”.

“Estas instituciones tienen al servicio como filosofía e invitan a hacer acciones desinteresadas, o hacer algo por los demás como manera de limpiar el karma. De esta manera, llegamos a hablar, en algunas oportunidades, del abuso de poder dibujado de servicio espiritual”, explicó.

“Puedo decir que hay muchas cosas hermosas en el yoga. Sigo dedicándome a esto desde mi propia cuenta. Pude entender que muchas instituciones, a raíz de que te dejan en un estado mucho más sensible, se aprovechan de eso para una cierta manipulación”, adujo.

Por qué no hay denuncias penales

En esta nota no se dan nombres de particulares ni de instituciones ya que no se cuenta hoy con denuncias penales que lo habiliten.

Ludmila contó que en la institución de renombre de la que fue parte durante una década, un “sacerdote proveniente de India” de alto cargo, un “iluminado, fue denunciado por abuso sexual en marzo de este año.

“No estuvo bien cómo se manejó la institución ante esta situación, porque lo primero que comunicaron fue que hubo una conducta inapropiada por parte de este señor, y yo creo que un intento de violación está muy lejos de ser sólo una conducta inapropiada”, apuntó.

Según detalló la entrevistada, a partir de esto, “empezaron a aparecer y hablar otras mujeres que también sufrieron situaciones de acoso y abuso con esta misma persona”. Asimismo, apuntó que las que se animaron a hablar fueron invisibilizadas, desincentivando la denuncia de las víctimas que aún permanecen en silencio.

“Había mucha gente que sabía de estos abusos, pero no decían nada, lo cual me pareció muy grave y es por eso que elegí no quedarme en una institución. Lamentablemente, tardé 10 años en darme cuenta de esto”, reflexionó.

Sin embargo, el abuso naturalizado es, por lo tanto, invisible y en estos casos están disfrazados de entrega y buenas prácticas en la espiritualidad ante las palabras de un maestro, considerado elevado y de gran sabiduría. Para las denunciantes, este era uno de los últimos lugares donde les podría haber pasado lo que cuentan».

“Son instituciones grandes que tiene muchos contactos y mucho dinero, yo creo que harían todo lo posible para que no se manche el nombre de la institución, es difícil ganar un juicio sola con tu abogada/o y encima siendo mujer”, analizó. “Las chicas se ven un poco impotentes o pequeñas frente al monstruo que tienen adelante. Hacer la denuncia lleva un gasto económico, no es fácil de afrontar tampoco”.

Prevención

Es difícil detectar la delgada línea entre la entrega que el yoga requiere y el abuso de poder para quienes se inician en esta práctica. Por eso, la instructora con más de 10 años de experiencia consultada aconsejó a las y los iniciantes en esta práctica “buscar referencias de personas que se hayan formado en este estilo de vida” y que sea de su confianza.

“Nunca dejes de ver a tu familia, ni dejes de tener tu hobby. He visto a personas dejar todo: facultad, familia, y apuntarse a traer más gente”, relató. Y prosiguió: “Yo conozco chicos que están desde los 15 años y ahora tienen 26 y no saben cómo ir a pedir trabajo. El camino espiritual no quita una cosa u otra, se trata de equilibrio y tiene que ser una herramienta que te ayude a potenciar todas tus áreas de la vida, no restringirlas”.

Finalmente, Kondratzky sugirió: “Si acudís a una institución con una infraestructura grande con una imagen de un maestro, yo no confiaría tanto, porque a través de los años se han visto cómo en todos lados esos falsos maestros que tiene un cierto carisma no son en absoluto personas ‘Iluminadas’. Por eso nunca hay que entregarse tan por completo”.

Justamente, por esta línea difusa, se está trabajando en un “código de ética” para todas las escuelas a fin de que haya prácticas aprobadas y rechazadas en común, haciendo más visible esa línea divisoria entre la entrega y el abuso.

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