¿Realmente mudarse es lo más estresante después de la muerte?
Despido Laboral, Mudarse, Divorciarse y la Muerte…
La gente dice que mudarse es lo más estresante que puede pasar, sin contar la muerte de algún miembro de la familia. ¿Es cierto esto?
¿Son las mudanzas realmente peores que otros sucesos importantes de la vida, por ejemplo, sufrir una enfermedad terminal, la muerte de los padres, dar a luz, ser
despedido del trabajo o cuidar de un recién nacido que no duerme por las noches?
Los datos comparativos de niveles de estrés causados por los diferentes sucesos son algo viejos.
La escala más conocida es la Escala de reajuste social o de estrés de Holmes y Rahe (SRRS), desarrollada en 1967 por los psiquiatras Thomas Holmes y Richard Rahe.
Ellos le preguntaron a la gente qué tan estresantes le parecían 43 sucesos diferentes e hicieron una lista que mide el impacto de esos eventos, en la que, por ejemplo, se le dan 100 puntos a la muerte de un conyugue y 11 a delitos menores. Esto permite que uno marque lo que le ha pasado y calcule un total por los sucesos de su vida.
Luego, se intentó usar estos datos para hallar una conexión entre los eventos negativos y los niveles de depresión y enfermedad.
En la lista, el primer lugar se lo lleva la muerte de un conyugue y el segundo el divorcio.
En tercer lugar está la
separación marital y luego, ir a prisión y la muerte de un familiar cercano.
Mudarse ni siquiera figura en esta lista. Los sucesos más cercanos son tener una hipoteca muy alta en el puesto 20 de la lista, cambiar el nivel de vida en el 28 y tener una hipoteca pequeña en el 37.
Si bien la SRRS no es la única escala de sucesos de la vida, no he logrado hallar una escala que tenga las mudanzas en lo alto de la lista.
También es debatible qué tan útiles son realmente estas escalas.
Para empezar, no somos muy bueno para recordar qué o cuándo sucedió algo. Solemos asumir que sucedieron más recientemente. Y en otros casos, nos olvidamos de ellos por completo.
Cuando se le pidió a un grupo de mujeres que marcaran los eventos que les sucedían mensualmente y, luego, que los recordaran pasados 10 meses, sólo el 25% de los eventos figuraba en ambas listas, demostrando así qué tan fácil olvidamos las cosas.
El otro problema de las escalas es que asumen que un evento determinado tendrá el mismo impacto siempre, sin importar la situación.
Perder un empleo que a uno le gusta es diferente a perder uno que odia, al igual que cambiarse de casa puede ser algo sencillo una mudanza obligada por la guerra o la necesidad de dejar su país para siempre. Difícilmente sean comparables estas situaciones.
A esto hay que agregarle el hecho de que las reacciones a una misma situación varían de persona a persona.
La idea de que cierto suceso es inevitablemente estresante fue desmentida hace años por el pionero en psicología Richard Lazarus.
Hay muchos factores en juego: no sólo se trata del suceso sino de la visión que uno tenga del mismo y de si uno siente que cuenta con la fortaleza para lidiar con él y con una red de apoyo.
También depende de las emociones y los conocimientos; hay mucha gente que prospera en trabajos estresantes pues disfrutan de enfrentar retos.
Incluso cuando se toman en cuenta eventos extremos como una catástrofe natural, son pocos los involucrados que sufren de estrés post traumático; la mayoría encuentra la manera de superarlo.
Otro tipo de enfoque para este tema no se basa en medir los sucesos dramáticos, sino las pequeñas molestias de la vida diaria, como que a uno se le pierdan cosas o que los aparatos no funcionen.
Tal vez está sería la categoría ideal para las mudanzas, ya que ciertamente implican muchas molestias.
Si uno reúne todas las investigaciones sobre las causas de enfermedades, los sucesos importantes sólo son responsables del 12% del vínculo, mientras que las molestias diarias están más estrechamente relacionadas.
Hay que tener en cuenta que las escalas para medir el impacto de las molestias diarias permiten que sea uno quien decida si algo lo estresa, en lugar de decidir que cierto suceso es inevitablemente estresante. De todas formas, lo importante es qué tan estresante uno percibe cierto evento, cuánto piensa en él y si cree que puede superarlo.
Entonces, ¿dónde figuran las mudanzas en los estudios de molestias diarias?
Según un grupo de prueba formado por adultos de mediana edad de Estados Unidos, «vivienda, inversiones e impuestos» alcanza el octavo puesto, detrás de cuestiones de peso, salud familiar, reparaciones hogareñas, tener demasiado que hacer y perder cosas. Así que, incluso en la lista de molestias diarias, las mudanzas no parecen ser tan malas.
Los estudios específicos sobre el estrés por las mudanzas son escasos, la mayoría tratan sobre las migraciones e involucran muchos factores adicionales.
Existe un estudio británico donde el 75% de los encuestados dijo que mudarse por trabajo era estresante en diferentes niveles. Sin embargo, esto no nos indica cómo se compara con otros sucesos.
Al final, existe poca evidencia de que mudarse sea casi tan estresante como la muerte de un conyugue o un
divorcio. Fuente:lanacion . com
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Muy buen post. Gracias por compartirlo.