Familia

Papá se hace el pobre

Rechazaron el recurso de apelación interpuesto por un hombre, quien pretendía la reducción de la cuota alimentaria por considerarla alta y de imposible cumplimiento en relación a sus ingresos. Así lo resolvió la Sala A de la Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial, Laboral y de Minería de la Segunda Circunscripción Judicial de La Pampa en los autos “F, V. C. C/ F., G. H. S/ Aumento de cuota alimentaria”.

En primera instancia se condenó al progenitor a pagar desde el día en que se interpuso la demanda una cuota alimentaria mensual de $7.000, con más intereses hasta su efectivo pago. El hombre apeló la decisión por considerar que la cuota alimentaria fijada “es alta y de imposible cumplimiento”. Ofreció pagar $1.000 por mes.

Según consta en la causa, los progenitores suscribieron en 2004 un acuerdo mediante el cual el padre se comprometió a abonar la suma de $150 mensuales en concepto de alimentos en favor de su hija. El hombre incumplió y luego acordó pagar la deuda.

Habiendo alcanzado la mayoría de edad, la joven promovió juicio de aumento de cuota alimentaria contra su padre, argumentando el inicio de estudios universitaria y el consecuente aumento de sus gastos. Afirmó desconocer cuáles eran los ingresos del accionado dado que trabajaba en forma autónoma, pero advirtió que su padre tenía un nivel de vida que calificó de “alto” y que “vestía bien”.

Los camaristas señalaron que muchas veces “para el alimentado puede ser dificultoso determinar la capacidad económica del alimentante porque no hay un trabajo registrado, ni bienes registrables”. A esta situación se suma la falta de contacto entre las partes.

“Frente a estos supuestos, cuando no hay registro de sus actividades y bienes, el alimentante estará en situación más favorable para probar su caudal económico”, añadió la Alzada.

Los jueces afirmaron: “El cuadro descripto por el accionado se acerca casi un estado de indigencia. No obstante ello, no ofreció ni produjo prueba alguna para acreditar tal extremo, siendo la parte que se encontraba en mejores condiciones de probar”.

El alimentante al contestar la demanda afirmó que era un trabajador independiente, que vivía de changas, que sus ingresos mensuales podrían oscilar entre $3.000 y $4.000 y por ello ofreció pagar solamente una cuota alimentaria de $1000 por mes para su hija.

Los jueces afirmaron: “El cuadro descripto por el accionado se acerca casi un estado de indigencia. No obstante ello, no ofreció ni produjo prueba alguna para acreditar tal extremo, siendo la parte que se encontraba en mejores condiciones de probar”.

El hombre omitió ofrecer el testimonio de familiares o de allegados que pudieron reafirmar con sus declaraciones que la situación económica del accionado era realmente muy mala, y que su capacidad de aportar alguna suma de dinero en concepto de cuota alimentaria para su hija era prácticamente nula.  Tampoco probó la incapacidad laboral alegada.

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